¿Qué hace un irrigador bucal? ¿Es recomendable su uso?
Cada vez más de moda, el irrigador bucal es un nuevo elemento que ha irrumpido con fuerza en el mercado español hace relativamente poco tiempo. Bastantes personas nos han preguntado sobre el mismo, si es o no necesario, qué beneficios presenta (también si existen riesgos), y si es mejor que el cepillo de dientes.
En definitiva: ¿es aconsejable el irrigador dental para una higiene bucal óptima?
En el presente artículos vamos a dar respuesta a estas y otras preguntas relacionadas con el irrigador bucal. Respuestas que esperamos te sean de gran ayuda a la hora de mantener una limpieza bucodental óptima.
Con todo, si aún te queda alguna consulta pendiente de resolver no lo dudes: contacta con nosotros y encantados te asesoraremos.
¿Qué es un irrigador bucal? Propiedades y beneficios del irrigador dental
El irrigador dental es un dispositivo que, gracias a la expulsión de agua a presión, sirve para remover los restos de comida que pueden haberse quedado alojados entre encías y dientes.
¿Su uso entonces es el mismo que el de un cepillo de dientes? No exactamente. Si bien ambos son compatibles y persiguen la misma meta (realizar una limpieza profunda de la boca) tienen objetivos ligeramente distintos: el cepillo de dientes, como su nombre indica, sirve para cepillarse las piezas dentales (es decir, una limpieza en superficie), mientras que el irrigador bucal sirve para llegar a sitios difícilmente accesibles con el cepillo normal.
De esta forma, podemos destacar los siguientes beneficios del irrigador dental:
- Realizar una limpieza profunda en zonas interdentales, puentes o implantes dentales; donde es muy complicado llegar con un cepillo convencional.
- La acción del chorro de agua a presión limita la formación de la placa, ejerciendo como prevención del sarro.
- El efecto masajeador de este mismo agua a presión fortalece las encías y reduce la posibilidad de sangrado e inflamación.
- Si bien no soluciona el problema del mal aliento, el irrigador bucal proporciona una sensación de mayor limpieza frente a la halitosis.
- Reduce la posibilidad de que se generen manchas o que las piezas dentales amarilleen en una dentadura.
- Es un dispositivo muy accesible cuyo funcionamiento puede ser fácilmente aprendido.
¿Existen riesgos y peligros del uso del irrigador dental?
Si se utiliza bien no, por supuesto que no. Los problemas derivan de su mal uso (al igual que puede ocurrir con el propio cepillo de dientes).
En este caso, estos contratiempos suelen concretarse en daños a las encías por un exceso de presión o una mala orientación del chorro del agua.
Con todo, este posible problema se soluciona fácilmente con un correcto empleo del irrigador bucal. Si tienes dudas con respecto al mismo, en nuestra clínica dental en Moralzarzal te enseñaremos en un momento.
Comparación entre el irrigador dental y el cepillo de dientes
Como comentábamos al principio de este artículo, una de las preguntas reincidentes con respecto a este tema es si el irrigador bucal es mejor que el cepillo de dientes, y cuál de los dos utilizar.
Con todo, la cuestión es que ambos persiguen objetivos diferentes y, por lo tanto, son compatibles. Al igual que el hilo dental y el enjuague bucal, cepillo de dientes e irrigador dental pueden convivir en perfecta armonía para lograr una higiene bucodental óptima.
En este sentido, conviene saber qué diferencia a ambos:
Como su propio nombre indica, el cepillo de dientes sirve para cepillar los dientes, asegurando la limpieza uniforme (sobre todo si empleas un cepillo eléctrico) de cada una de las piezas dentales gracias a una correcta distribución de la pasta de dientes.
Por otra parte, el irrigador dental sirve principalmente para limpiar en profundidad los restos y sarro presentes en las áreas más inaccesibles de nuestra boca y a las que difícilmente puede llegar dicho cepillo.
Recomendaciones para el uso del irrigador dental
Con todo, si bien presenta grandes ventajas, te recomendamos acudir a tu clínica de confianza antes de incorporar un irrigador bucal a tu higiene diaria.
El motivo de ello es que a pesar de que en la gran mayoría de casos es recomendable su uso, como hemos visto su mala utilización puede conllevar ciertos problemas. Unos problemas que pueden verse exacerbados en lo que respecta a encías sensibles u otros casos.
Estamos seguros que tu dentista de confianza te asesorara sobre su correcto empleo y si es recomendable para ti. Al menos, en Clínica Montás nosotros actuamos siempre de esta forma.
¿Con qué frecuencia usar un irrigador dental?
Si finalmente su uso es recomendado para ti, lo ideal es que lo utilices a diario. Al menos una vez al día. Aunque tampoco pasaría nada si decides emplearlo tras cada cepillado.
Por cierto, y a tenor de este asunto: un fallo habitual a la hora de lavarse los dientes es cepillarlos nada más terminar de comer. En este sentido, lo ideal es esperar 15-20 minutos tras la ingesta para evitar que las encías estén demasiado sensibles.
Uso del irrigador dental con aparato dental
Habitualmente, el irrigador dental es un dispositivo muy recomendable para aquellas personas que tienen ortodoncia. Gracias a él, podrás llegar mejor a todos los rincones de la boca que, de otra forma y debido a los brackets, sería muy complicado con tan solo un cepillo de dientes. Lo mismo ocurre con los implantes dentales, las prótesis fijas sobre dientes naturales o si tienes algún problema de movilidad que dificulte usar correctamente un cepillo.
Con todo, como bien habrás visto, hemos dicho “habitualmente”. Lo ideal es que antes de utilizar el irrigador bucal lo consultes previamente con tu dentista.
A modo de conclusión, reincidir en la necesidad de acudir a tu clínica dental de confianza antes de incorporar el irrigador dental a tu higiene bucodental diaria. Sus ventajas son muchas, de ello no hay duda, y seguramente su uso sea más que recomendable. Pero cada persona es única y conviene analizar cada caso antes de implementar medida alguna.
En Clínica Montás estaremos encantados de atenderte y asesorarte sobre estas y otras cuestiones. Todo lo que sea necesario para asegurar tu bienestar bucal.